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¿Qué tipos de seguros para empresas existen?



La elección del mejor o mejores seguros para una empresa no es tarea fácil. Decidirse por unos u otros dependerá en última instancia de las características propias de cada negocio, el presupuesto con el que se cuente y las coberturas que en cada caso ofrezcan las diferentes compañías aseguradoras.

Tipos de seguros para empresas

Son varios los tipos de seguros para autónomos y empresas que existen en el mercado. Uno de los más contratados es el seguro de responsabilidad civil, que cubre los daños efectuados a terceros que deriven de la actividad empresarial.

Dentro de los seguros para pequeñas empresas es habitual el llamado Seguro Multirriesgo Comercio, que además de la responsabilidad civil frente a terceros, cubre el daño en los bienes materiales en el propio negocio (mobiliario, maquinaria, equipos informáticos, etcétera), debido a incendios, inundaciones, actos vandálicos u otros siniestros, así como, de manera opcional, las pérdidas que puedan sufrirse por la paralización de la actividad a consecuencia de un siniestro.

En el caso de medianas y grandes empresas, un seguro que no debe faltar es el seguro de bajas laborales. Este tipo de seguro establece una indemnización diaria para el empresario en caso de producirse una baja laboral de alguno de sus empleados. De este modo, se cubren todos o parte de los gastos ocasionados por este tipo de bajas.

Otro seguro para empresas que viene fijado como obligatorio en buena parte de los convenios colectivos es el seguro de accidente para trabajadores. Como su propio nombre indica, esta póliza fija las indemnizaciones que se recibirán en caso de accidentes laborales.

¿Cómo elegir el mejor seguro para empresa?

Los seguros que las empresas y autónomos eligen para sus negocios constituyen un verdadero soporte para el desarrollo de sus actividades. No obstante, para acertar plenamente en dicha elección, lo primero es conocer en profundidad cuáles son las necesidades reales de la empresa, ya que, en función del tamaño, tipo de actividad, número de empleados, etcétera, varían los requerimientos en materia de seguros. No es lo mismo, por ejemplo, un autónomo o una empresa pequeña con pocos trabajadores que una multinacional con cientos de empleados, por lo que tampoco serán los mismos los seguros que precisen unas y otras.

Otro factor esencial es establecer un presupuesto ajustado a los riesgos que se quieren cubrir. Para ello es conveniente calcular la posibilidad de que tales riesgos puedan tener lugar y, sobre todo, el dinero que se podría perder si estos no estuviesen cubiertos.

Una vez se cuenta con un presupuesto y se tienen claros los riesgos a cubrir, ya se puede salir al mercado para contratar las correspondientes pólizas. Lo ideal es hacerlo con compañías solventes y de experiencia contrastada. También es muy importante leer bien todas las cláusulas del contrato antes de firmarlo, incluida la letra pequeña, con especial fijación en los límites y en las exclusiones. Es el mejor modo de evitar problemas a largo plazo.

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